miércoles, 11 de marzo de 2009

El patito feo.

En un soleado y hermoso estanque donde vivían en paz ranas, peces y otros animales, vivía mamá pata. Mamá pata había puesto 5 huevos y empezaban a abrirse. Nacieron de ellos cuatro patitos preciosos, del quinto huevo salió un patito muy extraño, era de color gris y más grande y feo que los demás. También era muy torpe, tropezaba con todo y apenas sabía nadar. Todos los habitantes del estanque se divertían y jugaban excepto él y, aunque era bueno y de buen corazón, nadie quería jugar con él. Lo llamaban el patito feo.

El patito prefirió marcharse y esconderse del resto de los animales. Llegó a una granja en la que una anciana lo acogió y le dio de comer y beber y cuando. Pensó que había llegado a un lugar en el que lo querían pero¡ se dio cuenta de que la anciana se lo quería comer! Salió corriendo y se escondió en una cueva y allí pasó el invierno, triste y sólo.

Al llegar la primavera vio los campos cubiertos de hierbas y flores y decidió salir a darse un baño. Llego a un estanque de cristalinas aguas donde contempló su imagen… ¡Casi no podía creerlo, se había convertido en un cisne! Los demás cisnes lo llamaban para que fuese con ellos y lo aceptaron como a un hermano.

Nunca nadie más se metió con el patito feo que ahora era un cisne majestuoso, el más bello del lugar.

Esto es lo que se les explica a los niños de pequeños… Es decir, el feo siempre tiene buen corazón y que o te conviertes en un cisne o, chico, mejor no salgas de la cueva.

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